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Parroquia

Esta Comunidad parroquial nació a la vida eclesiástica el 16 de enero de 1758 y fue encomendada al patrocinio de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles.

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Esta Comunidad parroquial nació a la vida eclesiástica el 16 de enero de 1758 y fue encomendada al patrocinio de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles.

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Historia de la Parroquia

En 1774, cuando aconteció el milagro en Tierra Negra, San Pedro era un minúsculo caserío entre zanjones de antiguas minas, matorrales de chilcas y juncos ateridos… “una pequeña célula urbana decorada de pajonales, helecho gallinero y guardarrocíos”.

La comunidad parroquial nació a la vida eclesiástica el 16 de enero de 1758, cuando el gobernador de la Provincia de Antioquia, Don José Barón de Chaves, en virtud del derecho que le concedía el “Patronato Real” decretó su creación, encomendándosela al patrocinio del Príncipe de los Apóstoles, San Pedro.

A sólo 44 kilómetros al norte de Medellín, justo en la cima de las altas montañas de la Cordillera Central, en el norte del Departamento de Antioquia – Colombia, está San Pedro de los Milagros.

Los ríos Chico y Ovejas riegan con sus aguas uno de los paisajes más hermosos que ofrecen las tierras antioqueñas. Todos los verdes imaginables están allí, esparcidos en las hojas de los árboles y en los pastos que cubren llanos y pequeñas colinas.

Esta parcela de la Diócesis de Santa Rosa de Osos ha llevado los nombres de “Parroquia San Pedro” y “Parroquia de San Pedro de Los Milagros”. Por Decreto diocesano 203 del 12 de diciembre de 2017, comienza a llamarse “Parroquia El Señor de los Milagros”.

Historia del Milagro:

El 17 de junio de 1774 llegada de la Sagrada Imagen de El Señor de los Milagros a San Pedro.

Unos vendedores itinerantes, que se dirigían hacia el Valle de Aburrá, ofrecieron la única imagen de Cristo Crucificado que les quedaba. La imagen fue expuesta en el pequeño templo parroquial. La noticia corrió y mucha gente se acercó a conocer el Crucifijo. Pidieron 300 reales por ella, pero sólo les ofrecieron 200. Al no llegar a un acuerdo, los viajeros empacaron su Cristo en una caja de madera y continuaron su camino por la vía que conducía hacia Copacabana, antiguamente llamado La Tasajera.

En el sitio llamado “Tierra Negra”, el carguero de la Imagen comenzó a sentir que su peso aumentaba sin motivo alguno y muy pronto se vio obligado a orillarse y descansar, pues no podía con ella. Ayudado por su compañero, trató de levantarla varias veces, pero fue imposible. Algunas personas que pasaban por allí trataron de ayudarles, y también fue inútil. Pasado un tiempo se dieron por rendidos y decidieron volver a San Pedro. Una vez emprendieron el camino de regreso, el peso de la imagen volvió a su estado inicial.

De esta manera, el Cristo retornó a la comunidad y fue expuesto nuevamente para su veneración. Entre las personas crecía la admiración y, al no hallar explicación de lo sucedido, tomaron lo ocurrido como un milagro: el Crucificado manifestaba con esto su voluntad de quedarse en San Pedro.

Inmediatamente, comienza una serie de manifestaciones celestiales por medio de la venerable imagen del Santo Cristo, “hacedor de mil maravillas; sanador de ciegos, mancos y tullidos”. Esto lleva a los habitantes de entonces a bautizarlo con el nombre del “Señor del Milagro”. Años más tarde, gracias a las numerosas bendiciones que prodigaba a sus devotos, comenzaron a llamarlo: “El Señor de los Milagros”.

El 14 de septiembre de 1974, día litúrgico de la Exaltación de la Santa Cruz, en el paraje “Tierra Negra” se erigió un monumento para conmemorar los doscientos años del acontecimiento y allí quedaron plasmadas estas palabras: En este paraje llamado “tierra negra” donde, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, se verificó el milagro del Santo Crucifijo que rehusó marcharse de San Pedro. “Gracias Señor, porque os quedasteis con nosotros”.

 

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